Traer la mente a casa…

En la Oración del Corazon las distracciones son parte del camino, son parte de nosotros – viajamos con ellas, las aceptamos, solo que no les damos mucha importancia – simplemente nuestra palabra sagrada nos regresa al centro. El punto importante es saber que el gran mérito de meditar consiste en que al percatarnos de la distracción regresemos a la repetición de nuestra Sagrada invocación y volvemos a traer nuestra mente a casa. -Y que así sea mil veces o por siempre…

Traer la mente a casa..

En esto de soltar, o de estar disponible para que las cosas se suelten, también hay que estar atentos, porque es un camino de marchas y contramarchas.

Lo más difícil para mí es soltar las propias ideas, los valores, lo que creo que está bien o recharzar porque creo que está mal, el querer saber demasiadas cosas, el buscar tener certezas. No las hay en este camino, sino sólo el caminar a oscuras.

Dios está presente, pero tal vez yo me había fabricado un “dios” al que imaginaba, y Él no se ajusta a mi invención, también es oscuro para mi mente…

El corazón, centro profundo, templo y manifestación de Dios, es el que sabe, y lo tenemos que dejar manifestarse. No interponer nada pensado o analizado en el camino, y seguir adelante porque el amor nos conduce. Y al final siempre se produce el Encuentro, porque Cristo siempre te espera…


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Próximos eventos